El mismo día de la mariscada nos sirvieron también una serie de cuencos, como era costumbre, con diferentes alimentos. Nos trajeron una sopa de algas, unos vegetales con salsa picante y algo más... especial digamos. Era un cuenco a rebosar con lo que claramente eran bichos. Le pregunté a Shinae qué eran pero me dijo que no me lo diría hasta que los probara. La situación le hacía mucha gracia y yo sólo deseaba que no fueran cucarachas, todo menos eso. Estuve como 10 minutos sujetando el bicho con el palillo, observándolo con asco. Cuando por fin me atreví a probarlo, experimenté el sabor más espantoso que había probado jamás. El trato era que me dijese que eran esas cosas, pero el problema era que no sabía decírmelo en inglés, así que llamó a un camarero y al poco rato apareció con este dibujo:
Larvas de mariposa... bueno, al menos no eran cucarachas. Me contó que en otoño e invierno había puestos callejeros que las servían en cucuruchos, como aquí las castañas. ¡Si es que cada país es un mundo!